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La naturaleza está anticuada

La filosofía debería seguir otro camino apartado del inicio, pues ese inicio ya ha quedado atrás, el presente no se rige por las mismas fuerzas de antaño. Pero, aun así, teniéndolo delante de nosotros, seguimos formulando y defendiendo ideologías con los mismos argumentos usados siglo tras siglo simplemente que, cada vez, tienen un camuflaje y una dialéctica distinta y a su vez carecen aún más de sentido. ¡Asumid de una vez la artificiosidad que nos gobierna! ¡La naturaleza está anticuada!

Empecemos por el principio apelando a un famoso autor: Nietzsche; martillo rompedor de la cultura occidental, relativista moral con creces, naturalista y apolítico nato; curioso individuo. Este gran filósofo propuso, entre otras cosas, un análisis crítico de la evolución y de la consolidación de la actual sociedad occidental. Formuló que, después de la sobrevaloración ejercida sobre la razón humana frente a la degradación ejercida sobre los impulsos e instintos egoístas humanos por parte de Platón y Sócrates, comienza un sentimiento antinatural pro-raciocinio que degrada el más puro impulso instintivo (vitalista) que tiene por naturaleza el humano. Este sentimiento es acogido más tarde por los “sacerdotes”, individuos débiles que moldean una moral sustentada en dicho sentimiento, la moral de esclavos: moral que asocia la bondad al débil, al pobre y humilde y que tacha de malvado al egoísta que sigue sus instintos, al poderoso, al “noble”, al fuerte. Él la describe como un giro radical, un cambio de tornas de lo que es verdaderamente la naturaleza donde el fuerte sobrevive y reina el más puro individualismo. Esta moral acogida y consolidada por el cristianismo acaba convirtiéndose en la moral que reina y dirige la actual sociedad occidental y de la cual se derivan otras morales “antinaturales” como pueden ser las morales libertarias y comunistas que defienden una igualdad y una libertad irreal en la naturaleza y consecuentemente, para Nietzsche, ilegítimas. Deberíamos analizar si verdaderamente, en el contexto histórico, esta moral de esclavos ha sido utilizada para ilegitimizar al fuerte o si por el contrario se ha utilizado para apaciguar al pueblo con la idea de que su estatus de pobreza y humildad equivale a bondad que Dios recompensará con el cielo, de esta manera no es necesario salir de tal estatus y por tanto no cal revelarse contra los que provocan dicho estatus en el pueblo, aportando comodidad y tranquilidad al fuerte, al noble. Sin embargo, he citado muy por encima a este autor para centrarme en la apelación a la naturaleza que utiliza, justificación en la que se sustenta en última instancia su teoría, la suya y la de la inmensa mayoría de filósofos éticos. He aquí mi crítica: La recurrencia a la naturaleza del hombre para explicar su comportamiento no tiene tanta validez como creemos, como la filosofía occidental cree. Consideremos al humano como un ser egoísta en el sentido instintivo de la palabra que intenta adaptarse al medio, a la sociedad, como cualquier otro ser y que intenta sobrevivir y dejar prole. Este objetivo natural del hombre y de cualquier otro ser conocido se adquirirá de diferentes maneras dependiendo del hábitat, sociedad, en la que el individuo esté: con un comportamiento altruista o con un comportamiento egoísta, sin ser blanca o negra la cuestión, sino gris. No obstante, desde la creación del lenguaje, se ha gestado toda una estructura “artificial” a la cual llamamos genéricamente cultura la cual ejerce una gran influencia sobre el individuo y sobre las relaciones entre estos y que llega a tal extremo que los actos del hombre ya no dependerán solamente de su naturaleza, sino que dependerán de dicha influencia y simplemente viendo, por ejemplo, actos suicidas terroristas de hoy en día que van totalmente en contra del instinto de supervivencia natural del hombre, podemos deducir con certeza que tal influencia es el factor más elevado, más certero, la cultura se ha comido a la naturaleza, matizando evidentemente que los instintos continúan ahí y que por tanto también tenemos un impulso, una influencia en nuestros actos respecto a estos, pero cada vez es menor. Esto nos desencadena un relativismo mucho más complejo y plural que cuando intentamos explicar el comportamiento práctico del humano mediante el análisis de su naturaleza. No obstante, debemos analizar si tales influencias (la cultura) son más artificiales o si por el contrario se han sustentado y formado alrededor de la naturaleza egoísta del humano, lo que nos llevaría a considerar dichas influencias como un aspecto evolutivo que se desprende de nuestra naturaleza y que por tanto no es tan artificial, sino que es más innato e inevitable, más acorde a nuestra naturaleza. Mi análisis sobre el tema me hace deducir que en un principio esta superestructura sí se sustentó y se formó a partir de los actos instintivos de los humanos y su relación con la naturaleza y los medios de producción sobre esta, pero que, una vez creada la superestructura (cultura), esta cobra vida y evoluciona ya no solo influenciada por los aspectos anteriormente nombrados, sino que los propios choques ideológicos dentro de la superestructura llevan a la formulación de nuevas ideologías. Es decir, la superestructura también evoluciona influenciada por ella misma, llegando a crear ideologías muy alejadas de este inicio natural, ideologías abstractivas y antinaturales. Ideologías y morales contrarias a esta naturaleza instintiva del humano son un claro ejemplo de esta evolución más artificial de la superestructura, ejemplos son la cultura “emo” extrema que hace tender al humano al suicidio o la negación a gestar prole en muchos sacerdotes de muchas religiones, el voto de castidad. En conclusión, la superestructura actual ya no está sustentada solamente en la naturaleza del humano y su relación con la naturaleza y los medios de producción, por tanto, la influencia que ejercerá será muy plural y relativa, más artificial, llegando incluso a propiciar actos e ideologías contrarias a la naturaleza egoísta (instintiva) del humano como el suicidio. Y con este análisis hago un grito a la humanidad: ¡Coged conciencia de la gran mochila que lleváis a la espalda, una mochila llamada cultura, y no intentéis explicar vuestros actos quitándoos esta mochila, es decir apelando a vuestra naturaleza (sin mochila), pues esta ya está enganchada a nuestra espalda y va creciendo y creciendo, ha cobrado vida!

Apliquemos pues esta visión de forma más practica a otras teorías para ver reflejado su efecto. En primer y último lugar, a la visión materialista de la historia: La superestructura (cultura, estado, conciencia) nace de la interacción de los humanos con la naturaleza, su manera de explotarla (medios de producción) y las relaciones entre humanos, cuando la superestructura está verde y depende mucho de estos factores anteriormente nombrados y de la naturaleza del hombre, si podemos explicar la evolución de la historia con la lucha de clases, sin embargo, la superestructura va madurando y alejándose de sus orígenes, se va tornando más artificial y a su vez ejerce más influencia y esta está alejada de los primeros factores nombrados. Esto nos lleva a deducir que hasta hoy dicha visión de la lucha de clases, la cual tiene en cuenta evidentemente la influencia de la superestructura, ha funcionado pues las clases siempre han estado asociadas a su posición dentro de los medios de producción, sin embargo, ya podemos empezar a ver luchas de clases “morales” (alejadas de su posición en los medios de producción) a gran escala como puede ser la lucha vegana. Lo que me hace concluir que el peso de la influencia de la superestructura va ganando terreno, dejadme proponer una teoría: Una vez establezcamos un sistema sin clases, la evolución de la historia se empezara a regir por una lucha de clases morales puesto que las clases económicas como tal ya no existirán, es decir que será la conciencia la que guiará la evolución de la historia, las ideologías, en definitiva, la superestructura.

Podríamos remodelar y criticar muchas otras teorías desde esta visión, pero lo dejo para vuestro propio análisis.

Prosigamos… Ya hemos visto que a la apelación a la naturaleza de Nietzsche para desmontar a las morales de igualdad le faltan muchos otros factores y, por tanto, podemos salvar dichas morales. Incluso me atrevería a decir que estas son el producto de la mejor parte de la naturaleza humana y de la mejor parte de la superestructura, una combinación de ambas influencias ha dado como resultado la moral libertaria (entendiéndola como el amplio abanico de éticas e ideologías de carácter progresista): Una moral que cumple, como ninguna otra, con el cometido de supervivencia y de dejar prole que tanto impulsan al humano. Porque en una sociedad donde reina la equidad social, todo el mundo puede sobrevivir y dejar prole sabiendo que esta tiene asegurada también la supervivencia. En la moral capitalista el humano debe pelear por asegurar tales instintos, debe esclavizarse para comer y sobrevivir, debe sufrir para ganar un mísero sueldo e intentar asegurar la supervivencia de su prole sin tener la seguranza de conseguirlo. También, tener una moral que promueva un comportamiento ecologista nos asegura que el planeta pueda seguir subsistiendo de una forma sana y en el que las futuras generaciones podrán vivir y explotar con conciencia sin miedo a morir (aseguramos la supervivencia de la prole) por una contaminación colosal, unas inundaciones tremendas, un clima más extremo, etc. En definitiva, es una moral que se adecua perfectamente al comportamiento egoísta instintivo del humano. Por otro lado, tenemos el factor artificial de la moral. Ya no solo actuamos de esta manera para saciar esos dos instintos esenciales, sino que hemos creado un sentimiento, hemos fijado que es bueno o es malo y hemos formulado cosas que no son naturales como puede ser el anti-especismo: Empíricamente sabemos que las especies tienen como objetivo su perduración, pero no la de las otras especies ¿A caso un león no matara a una cebra para que la especie “cebra” tenga más posibilidades de perdurar? No, ninguna especie buscara la perduración de otra de una manera consciente, pero los humanos no nos quedamos aquí, hemos creado una moral artificial, pues va totalmente contranatura, en la cual no matamos animales ni nos aprovechamos de ellos, es decir, incluimos a estos dentro de nuestra moral sabiendo que moral, por definición, nace por y para los humanos.

De esta manera critico a los veganos que justifican su lucha diciendo que todos los animales tienen derecho natural a vivir puesto que de forma natural una especie puede matar, asesinar y esclavizar a otra si de esta manera puede asegurar aún más su perduración, así es la naturaleza. No obstante, hemos propiciado un proceso artificial y arbitrario, arbitrario porque hemos decidido incluir en nuestra moral a los animales y no a las plantas con criterios como “los animales tienen sentimientos” o “los animales sienten dolor” y que nos hace deducir que como son más parecidos a nosotros a nivel de conciencia, también tienen derechos como nosotros a no morir, ser esclavizados, etc. Es decir, a participar de nuestra moral. Pero las plantas también tienen cosas en común con nosotros, están vivas, por ejemplo, no obstante, hemos decidido que al no tener conciencia ni sentimientos y al tener un grado de parecido (a nivel de conciencia) que no es lo suficientemente grande con nosotros, no las incluimos en nuestra moral. Es decir, hemos creado un criterio para decidir que entra y que no en nuestra moral, y aunque creamos que se sustenta en nuestra razón (y no digo que no sea así), es un acto arbitrario puesto que también podríamos haber dicho que el simple hecho de estar “vivo” como una planta, es hecho suficiente como para incluir un ser a nuestra moral, pero no ha ido así, el sentido común es muy relativo. Es decir, es un criterio arbitrario, pero también, a mi parecer, muy acertado.

Sintetizando, debemos tomar conciencia del increíble poder de la superestructura en el análisis del comportamiento humano. Sigo pensando que la naturaleza humana también es una herramienta útil en este aspecto, pero lo es sobre todo a nivel individual y psicológico, una herramienta que en psicología por ejemplo se debería tener muy presente como bien hacia Freud al analizar los instintos del humano. Sin embargo, pienso que, a gran escala, con grandes masas humanas, es la superestructura la que nos permite ver y predecir el comportamiento humano (teniendo en cuenta la naturaleza humana en cierto grado) pues las grandes masas se relacionan en sociedades que se sustentan en el pilar de su correspondiente cultura. Y las nuevas preguntas filosóficas prácticas deben salir del análisis de esta estructura ¡Los futuros filósofos morales son los antropólogos!

Para finalizar, proponeros una crítica a mi visión: Nietzsche nos dice que el problema de la moral es que se sustenta en algo antinatural, artificial ¿acaso no se refiere a una parte de la superestructura? A una parte (ideología) que se basa en la sobrevaloración de la razón frente al impulso egoísta del humano ¿no critica entonces la creación de una superestructura que no esté basada ya en la naturaleza del hombre y que por tanto hace emerger morales antinaturales y actuaciones como el suicidio? Por otra banda: ¿Lo natural es legítimo, acertado? Ejem… ¿Porqué ha de ser todo tan relativo? ¡Que dolor de cabeza!


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